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viernes, 20 de noviembre de 2020

ABRIL

El Centro de Educación Permanente, como cada año, organizó el viaje fin de curso para el mes de abril. Este año sería una ruta por los Pueblos Blancos (Cádiz). Y llegó el día esperado. Cuando Adela subió al autobús todos los asientos se encontraban ocupados por las compañeras que habían llegado antes que ella. Resignada, se sentó en el único asiento que quedaba libre al final del pasillo. Cuando el arcaico autobús se puso en marcha, tuvo que hacer malabares para sortear los miles de baches que había en el camino. Sus compañeras, repanchingadas en sus asientos, no dejaban de piropear al conductor (el pobre hombre se estaba poniendo muy nervioso por las cosas que le decían…). La profesora, muy indignada por el mal comportamiento de las alumnas, se adueñó del micrófono y, con el tono más amable posible, dijo: “Cuando se viaja hay que ver y observar todo, no perderse ni un solo detalle, porque siempre recordaremos lo visto y lo vivido en el viaje”. Ninguna de ellas la escuchaba… ¡¡Pobre mujer!! Todas estaban hablando en voz alta. Las dos compañeras septuagenarias que iban sentadas delante de Adela mantenían una interesante conversación. Una a la otra le decía: ”Yo hace unos días hice el amor por primera vez con un joven que no conocía. ¡¡¡Sin precauciones!!! Adela apretó los labios con fuerza para evitar reír a carcajadas. Maruja Jiménez Galeote.

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