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sábado, 20 de febrero de 2021

RELATO DE UN PEZ

Soy de color rojizo, con escamas, pequeños ojos azules y con dos aletas a cada lado de mi cuerpo. Nací en el Mediterráneo, en las aguas que bordean la costa de Málaga y Granada, y me siento muy feliz. Puedo ver aun siendo de noche, las profundidades de este inmenso mar. Cuando salgo a la superficie, a lo lejos, distingo las luces del puerto, los yates, los barcos pesqueros…, amarrados al muelle, esperando su salida al mar. Un día cuando el sol ocultaba sus dorados rayos tras el horizonte, un pescador lanzó su caña de pescar al mar; yo en esos momentos me encontraba cerca del peligro que me acechaba, jugueteando en las trasparentes aguas de la playa de Las Azucenas, cuando en un despiste desafortunado me enganché en el anzuelo. El pescador me sacó del agua y me dejó en la orilla, agonizando, pero aún con vida. A lo lejos se escuchaban los gritos desesperados de un niño que corría con su perro por la playa: “Papá no dejes que muera, es muy bonito. Por favor, quítale el anzuelo y devuélvelo al mar”. El padre le hizo el gusto a su hijo. PUUUFFFF, ¡menos mal!! Si no hubiese sido por la bondad de ese niño (y de su padre) mi vida se hubiera terminado para siempre en ese instante y ahora estaría en alguna cocina, dentro de una cazuela. Maruja. J. Galeote

viernes, 12 de febrero de 2021

¡¡SIEMPRE AMIGAS!!


Siempre seremos amigas, aunque nos intente separar la fuerte tormenta o el fuerte viento, seguiremos unidas por  la fuerza de las olas al chocar contra las rocas. Solo con mirarte adivino tu tristeza, dolor, alegría…
La palabra amistad es tan amplia, que yo sin dudarlo un solo instante te ofrecí la mía y casi al mismo tiempo tú me distes la tuya, y desde ese momento estás tú: En cada rincón de mis sentimientos, en cada pliegue de mi piel estás tu, con tu alegre risa y tu cantarina voz.
Si algún día te toca partir para siempre antes que yo, te recordaré en cada imagen: al contemplar el sol, una flor, o en una mariposa revoloteando de vivos colores.
¡¡Siempre seremos amigas!!

;AMAR SIN RAZÓN"

Él estaba allí, reclinado sobre una fascinante motocicleta, con su cabello negro engominado peinado hacia atrás, sus ojos verdes, la fina camisa de seda desprendida de sus pectorales hiperbólicos, deslumbrante, como un valiente gladiador en plena contienda. Sus labios entreabiertos, rojos e insinuantes llamaban a más, mucho más, como queriendo gritar su fuego interno, pero permanecían inmóviles, estáticos…
Ella lo veía a diario, cada mañana, él siempre estaba allí, en la misma postura, en el mismo lugar, arrogante, seductor, atractivo...Al principio solo lo contemplaba unos minutos para luego continuar su camino; pero, poco a poco se fue atreviendo a pronunciar alguna palabra en voz baja, casi imperceptible, como una plegaria.
—Hola amor mío. ¿Cómo estás?  ¡Qué guapo eres! “Hasta mañana” pues sabía que al día siguiente él permanecería allí.
Alguna vez hasta se animó a soñar con él. Lo encontraba en otro lugar y en otra circunstancia; entonces, se atrevía a acercarse a él, intentaría seducirlo y lo invitaría a soñar juntos tantas cosas… Imaginaba sus besos y  sus manos recorriendo su cuerpo desnudo. Pero pronto debía volver a su mundo, a su rutina diaria, debía seguir camino a su trabajo conformándose con verlo cada mañana en ese cartel publicitario de prendas de lencería masculina.
Creado por: Maruja


"EL RELATO DE UNA NIÑA"


Hola, me llamo Marina, soy una niña de once años y estoy en 6º de primaria. Os voy a contar una historia, una historia horrible y cruel, que ha marcado mi vida. Era una mañana de sábado como tantas otras, en la que mi madre no tuvo la necesidad de despertarme. Al entrar los rayos de luz por entre las rendijas de la persiana y posarse en mi cara me desperté. Bajé a la cocina donde se encontraba mi madre preparando un delicioso desayuno: dos tostadas con mantequilla y un vaso de leche. Después de desayunar me lavé los dientes, me duché y alisé cuidadosamente mi largo pelo rubio. A las doce en punto del mediodía mi madre me dijo:
—Tienes que ir a comprar el pan, para el almuerzo, dile a tu hermana que te acompañe y no os entretengáis.
Llamé a gritos a Marta pero no me contestó así que decidí ir sola, al fin y al cabo no estaba tan lejos.
La calle estaba desierta, en unos instantes había vuelto el invierno, el viento soplaba con fuerzas y llovía. Me encontraba cerca de la panadería cuando pude percibir que alguien me seguía de cerca, no me atrevía a girarme para mirar, pero lo hice. Un hombre de aspecto horrible y espeluznante se acercó por detrás, se encontraba tan cerca que podía escuchar su respiración agitada cerca de mi oído.
Su voz,  sonó aterradora e inquietante: — Hola guapa, ¿quieres una piruleta? Y fui tan incauta e irresponsable que dije: ¡¡¡Siiii!!! Me cogió por detrás con fuerza sin darme tiempo a reaccionar, con  una mano tapó la boca, y con otra  me cogió por debajo del pecho para que no pudiese escapar. De un empellón me metió en un coche negro de ventanas opacas y cerró la puerta con un fuerte portazo. Fue todo tan deprisa que  no tuve tiempo ni fuerzas para gritar… Continuara…

MI PRIMERA COMUNIÓN

Hice la primera comunión en el año 1950.Me cuesta mucho recordar, ya que ha pasado mucho tiempo desde aquel quince de mayo, cuando yo solo tenía nueve años, pero hay cosas en la vida que no se olvidan nunca. Recuerdo con gran tristeza ese día en que algunas de mis compañeras y amigas no pudieron hacer la primera comunión de blanco (como se decía entonces). Sus padres eran muy pobres,la mayoría de ellos trabajaba en el campo y no todos los días tenían trabajo; el día que llovía yno podían trabajar, no tenían ni para comer.En esa época de posguerra la vida en España era muy dura. Nosotros tuvimos mucha suerte, ya que mi padre trabajaba en Renfe y tenía un sueldo fijo y, aunque con algunas estrecheces, nunca nos faltó de nada. Mi traje de comunión me lo confeccionó una modista que solía venir a mi casa de vez en cuando. Le llamaban La Sorda, y no sé por qué, si oía perfectamente. Días antes de la fecha, mi madre llamó a una peluquera para que me hiciese la permanente, y no sé para qué, si yo siempre tuve el pelo rizado. En la víspera no pude conciliar el sueño, ¡estaba tan nerviosa! Como no había dormido, me levanté muy temprano; a las diez era la misa en la Iglesia de Santa María de la Mesa, en Utrera (Sevilla), la misma iglesia en la que me casé veinte años después de aquel día, con el amor de mi vida. Al llegar, todas mis compañeras ya estaban allí ocupando cada una su lugar. Entre ellas, en el primer banco, mi prima Ana Mari, que me había dejado un sitio a su lado. Al terminar la ceremonia nos llevaron al patio del colegio, donde todo estaba preparado para el desayuno: una largas mesas con manteles de papel blanco, unos platos con galletas y en el centro, presidiendo la mesa, una gran olla de aluminio llena de espeso chocolate caliente, que con gran cariño las maestras fueron sirviendo a las niñas. Una de las compañeras, sin querer, derramó su vaso con el chocolate y me manchó mi vestido: me puse a llorar amargamente, pero mi madre todo lo remediaba… Esa tarde estuvimos visitando a familiares, amigos y conocidos de mis padres. Era la costumbre. Al día siguiente teníamos que ir a Dos Hermanas en el tren para que nos viese parte de nuestra familia a mi prima y a mí. Más que para que nos viesen, la idea era que nos echaran dinero en la limosnera. Allí en su casa, nuestras tías prepararon una deliciosa comida para toda la familia y también para los vecinos más cercanos. Era costumbre en aquella época que los niños y niñas que habían recibido ese año la sagrada forma saliesen en la procesión del Corpus Cristi con los trajes de comunión. Ese día del Corpus mi hermana no dejó de llorar en todo el día, no había nada que pudiese calmarla, ella no podía comprender por qué no podía ir en la procesión conmigo si siempre estábamos juntas. A pesar de algunos contratiempos, fue maravillo aquel Día del Señor que nunca olvidaré. (Maruja. J. Galeote, 2021)

domingo, 7 de febrero de 2021

HAYKUS

Andalucía Tierra de hombres valientes Bellas mujeres. *** Sevilla llora No sale la Esperanza Semana Santa. *** El Guadalquivir. al ver sus aguas sonríe Desde Triana. *** Un gran orgullo Para los sevillanos Su catedral *** Luz y color La música en Sevilla Feria de Abril. *** Bella es Granada A los pies de la Alhambra Cristiana y mora.

CUENTO FANTÁSTICO

¿Quién era? ¿Dónde estaba? ¿Qué hacia? ¿Qué dijo? ¿Qué dijo o hizo la gente? ¿Cómo acabó? Era una niña de unos siete años y estaba sola en el parque, sentada en un banco en mitad de la noche, esperaba a sus parientes para poder conocerlos pero no vinieron. “Me quedaré aquí hasta que se haga de día” y se quedó profundamente dormida. En su sueño se tocó los brazos y las piernas, su piel estaba cubierta por un pelo largo y suave y su cara no había cambiado, solo su cuerpo. La gente aterrorizada gritó al verla. Es un monstruo. Y corrió despavorida hasta la salida del parque. La niña no podía comprender lo que estaba pasando. Era todo tan extraño. Una peluda gatita se puso delante de la niña y le dijo: “has tomado mi identidad, tú eres una niña preciosa no eres una gata como yo. Vete a casa que tu mamá estará muy preocupada” La niña cogió a la gatita en sus brazos y se la llevó con ella a su casa.