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viernes, 19 de marzo de 2021

CAMILA, UNA MUJER VALIENTE

Siempre quise escribir algo sobre su vida. Ella fue una de las primeras personas que conocí cuando llegué a Motril por motivos laborales de mi marido, en el año 1974. Desgraciadamente, ya hace algunos años que no está entre nosotros. Quiero plasmar en este folio algunos de los muchos recuerdos que guardo de ella. Camila era una gran mujer, emprendedora, bondadosa, fuerte de carácter y con un corazón de oro. Recuerdo sus cazuelas de San Juan. ¡¡Eran únicas!! Nadie las hacía como ella, nunca me dijo la receta por más que le insistí, ese era de sus secretos mejor guardados. Dios no le concedió el don de tener un hijo cuando tanto lo deseaba, se casó muy mayor para poder ser madre. Nunca confesó su edad, no quería que nadie supiera que era mayor que su marido. Hacía ya algunos años que no se dedicaba a su profesión de modista, tuvo que dejarla debido a una dura enfermedad, la artrosis, la cual le fue deformando progresivamente sus manos hasta el punto de no poder seguir con el taller. Me contaba, orgullosa, que ella fue en Motril una de las mejores de su profesión y que había tenido en su taller aprendiendo el oficio de modista a más de veinte chicas.Fue muy duro tener que tomar esa decisión. En esos tiempos tenía gran clientela y había vestido a muchas mujeres de prestigio de este pueblo. Como era mujer de recursos no se achicó ante la adversidad. Montó un estudio de fotografía en el mismo lugar donde antes tenía el taller de costura. En aquella época no le resulto nada fácil dedicarse a ello, ya que en Motril no había muchos comercios para poder comprar los productos que necesitaba: productos químicos, papel fotográfico, carretes… Y lo poco que encontraba era escaso y muy caro. Tenía que desplazarse a Granada hasta dos y tres veces por semana, con frío, viento, calor, según la época del año. Los autobuses eran arcaicos y no circulaban a más de cincuenta kilómetros por hora, la carretera era estrecha y había más de trescientas curvas de Motril a Granada. Y llegó el día tan temido para ella, no tenía a nadie, su marido murió y se quedó sola.La enfermedad fue invadiendo su cansado cuerpo y también sus piernas, no podía caminar por sí sola y tenía que apoyarse sobre un bastón. Una madrugada en soledad se apagó la luz de sus ojos para siempre. Camila Palacios, una mujer fuerte, luchadora, emprendedora… Nada le daba miedo, ni el fracaso ni la adversidad. Su recuerdo permanecerá en el corazón de muchos. Yo nunca la olvidaré ya que para mí fue un regalo conocerla y contar con su cariño. (Maruja Jiménez Galeote, 2021)

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