Sé,
con toda certeza que yo no me suicidé. A decir verdad no entiendo muy bien la
causa de mi fallecimiento. Algunos de los que han venido a mi funeral lloran
sin consuelo.
¡¡¡Que
frio!!! Me estoy modelando como una estatua de sal, no me puedo mover, la
oscuridad me rodea, la lluvia entra por las ranuras de la caja y el fino raso que me cubre el cuerpo no es de muy buena
calidad pero hace su función.
La
muy golfa de mi Carmela ha elegido el entierro más barato, habrá pensado: total para quien es…
Creo
que es ella esa que gimotea, mi mujer, la muy put… después de la cornamenta que
me ha colgado con el chico del supermercado, se creía que no me percataba
cuando le compraba las cajetillas de tabaco, y él le tocaba el
trasero, detrás del mostrador, la muy guarra.
¿Es
ella? Esa que llora a mocos tendido, sí, sí es mi “cuñá” la carnicera, la muy falsa, que no me quiso vender la carne
a plazos el mes que no cobré el paro.
No
puedo morirme pensando en mi hijo, ese
es “harina de otro costal, ha dejado
embarazada a la novia que tiene tan sólo quince años. Se ha pasado toda la
etapa escolar falsificando las notas. Que joyita está hecho el niño. Buena herencia le dejo a la madre. Con treinta y cinco años aún sigue
yendo al colegio de adultos. ¡¡¡El muy animal!!!Yo no me he suicidado ha sido
el infarto.
Con ese panorama como para no darle un infarto. ¿Y a quién no le pasaría algo parecido?
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde.
Y si lo hubiera decidido en vez de darle el infarto, justificado lo tenia, con tal buena familia.
ResponderEliminarMe gusta tu manera de escribir.
Un abrazo :)
Pues no me extraña. Con este panorama las dos cosas se pueden dar.
ResponderEliminarMuy bueno
Besos
Pues el infarto se venia venir no???
ResponderEliminarCariños