Recuerdo que hace algunos años, estando en Valencia, allá por los años sesenta, fui con mi prima y con otras amigas a una fiesta, al piso de una de las compañeras. Nunca había montado en un ascensor, era la primera vez. En el ascensor ponía "MÁXIMO cuatro personas", y nos montamos cinco.
- Pone que solo pueden montar cinco personas... - comenté dirigiéndome a una de las chicas.
- No va a pasar nada. - respondió.
Pero aquel ascensor arcaico no fue capaz ni subir hasta el primero. Nos quedamos atrapadas entre el bajo y el primer piso. Dos de las chicas tenían claustrofobia y comenzaron a gritar como locas, a mí me dio un ataque de pánico y a la vez empecé a reír como una histérica. Una de las chicas que vivían en el edificio subió andando, llamó a todas las puertas y no encontró a ninguna persona que tuviera las llaves para abrir el ascensor, (serían las 12:30 de la madrugada). Al final nos abrieron y tuvimos que salir trepando hasta el rellano del primer piso. Una de las puertas se abrió y una señora salió vociferando con la bata y con rulos puestos en la cabeza, se quitó una de las zapatillas y nos la tiro y gritando nos dijo:
¿Es que no sabéis que no se pueden meter cinco personas. Yo os había dejado encerradas toda la noche.
Me mudé hace diez años a un edificio de doce plantas. Vivo en el décimo piso y nunca me he subido en el ascensor, siempre subo andando.
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