Cada
mañana al amanecer el viejo maestro sale de la residencia y sube a un vagón
del metro, viaja hasta el mediodía sin hacer trasbordo en ninguna estación. No
va a ninguna parte. Con el rostro pegado al cristal de la ventanilla sólo ve negrura,
sombras que pasan fugaces ante él. Sueña que se halla en el patio de su antigua
escuela rodeado de niños jugando y árboles desnudos. A veces, algún viajero se
sienta a su lado y le mira, con la misma mirada de asombro que le miraban, hace
algunas décadas sus pequeños alumnos. Unas lágrimas de alegría inundan sus cansados
ojos al recordar esa inolvidable etapa de su vida. Cada mañana bajo tierra,
este viejo profesor se encuentra con la luz al salir del túnel.
Creado por: Maruja.
Bonita escena la que dejas en este micro relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Ay! Maruja... me recordaste a mi madre quien también fue maestra durante muchos años.
ResponderEliminarTe deseo felicidad en navidad y año nuevo.
Un abrazo.