Desde aquel fatídico día su vida ya no fue la misma, todo cambió.
Aquella mañana al volver Marta del hospital, observó su cara triste y desencajada, y en su boca una triste y amarga sonrisa que dejaba al descubierto el sufrimiento y la preocupación que la embargaba.
Con las manos temblorosas cogió las de Marta entre las suyas, que permanecían frías y muy pálidas, no sabía que decir, se sentía impotente ante la fatal noticia, cómo enfrentarse a tan dolorosa verdad, el cielo y la tierra se fundieron por unos instantes sobre ella ¿Que podía decirle, cómo consolar su desesperación?
Dentro de su mente sintió cómo si un enorme monstruo se aferra a ella y la posee, con sus enormes garras hasta lo más profundo de su ser, desgarrando sus entrañas, aquellas entrañas que la habían cobijado durante nueve meses.
Aquella mañana al volver Marta del hospital, observó su cara triste y desencajada, y en su boca una triste y amarga sonrisa que dejaba al descubierto el sufrimiento y la preocupación que la embargaba.
Con las manos temblorosas cogió las de Marta entre las suyas, que permanecían frías y muy pálidas, no sabía que decir, se sentía impotente ante la fatal noticia, cómo enfrentarse a tan dolorosa verdad, el cielo y la tierra se fundieron por unos instantes sobre ella ¿Que podía decirle, cómo consolar su desesperación?
Dentro de su mente sintió cómo si un enorme monstruo se aferra a ella y la posee, con sus enormes garras hasta lo más profundo de su ser, desgarrando sus entrañas, aquellas entrañas que la habían cobijado durante nueve meses.
¡MARÍA! Tiene garra. Muy bonito y muy triste. Un abrazo
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