Pasadas las diez como cada día he ido a coger el teléfono para preguntarte cómo habías pasado la noche. El corazón me ha dado un vuelco. No ya no te puedo llamar. Ya no habrá nadie al otro lado, ya no te podré preguntar cómo has pasado la noche como cada mañana. Ya no me dirás: mal, me he levantado a tapar a Andrea, me he asomado dos veces a la terraza agarrándome a la pare para no caer y casi al amanecer me he comido un plátano por que anoche no cene.
Cuanto te echo de menos M. Pepa, mi amiga (mi hermana)
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