Le dicen loca Platera, pero ella sabe
más de la vida que cualquiera de nosotros y nuestro mundo de sentimientos
reprimidos. Le dicen loca, pero la mirada de ella sabe ver dentro de los
hombres, llega hasta su última esencia, mezcla desigual de pureza y maldad.
Ella no juzga. Sabe que cada hombre es como un libro, con historia diferente,
aunque todos tengan el mismo final.
Platera, ella es pura y transparente,
se enamora cada día, todos los días, del inmenso cielo azul, Motril, de esas
flores que asoma tímidamente sus pétalos, realzando en la verde vega, claveles,
nardos, aguacates… y del inmenso mar que la custodia. De esa rosa carmesí que
asoma en el balcón de forja, de su vecino de la casa de alado, Platera, el que
todas las mañanas pasa a su lado tarareando una alegre canción, y le dice.
Buenos días, “Margarita se llama mi mor"...y la mira enamorado Por eso
ella le sonríe agradecida Platera, como la flor del camino, su joven corazón
esta cautivo pero ella nunca le dirá que le ama, Platera.
Reescrito por: Maruja Jiménez Galeote
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