Aquella
tarde del mes de julio salimos a pasear por el centro de Sevilla un grupo de
amigas, a esa hora del mediodía el sol quemaba como el pavimento del mismísimo infierno.
Al
pasar por la puerta de un bar muy lujoso con muchas plantas y aire acondicionado, desidimos entrar para
tomar una cervecita fresquita y una tapa de patatas aliñadas. Al meter el tenedor en
el plato:una cosa oscura aplastada con alas y patas peludas se pegó al trozo
de patata. No dije nada. No quería estropear el momento a las demás.
Al llegar a casa sentí un fuerte dolor en la boca del estómago, seguido de fuerte retortijones de barriga, cada quince minutos, un vaciado abdominal continuado, se me escapaba por el sumidero del water. Pase toda esa noche en el hospital en observación. No sé que me pasó, sólo se que hoy después de tantos años, al recordar la tapa de patatas aliñadas aún me dan granas de vomitar.
Al llegar a casa sentí un fuerte dolor en la boca del estómago, seguido de fuerte retortijones de barriga, cada quince minutos, un vaciado abdominal continuado, se me escapaba por el sumidero del water. Pase toda esa noche en el hospital en observación. No sé que me pasó, sólo se que hoy después de tantos años, al recordar la tapa de patatas aliñadas aún me dan granas de vomitar.
Creado por:
Maruja.
En los restaurantes ya sean finos o no, no sabe uno lo que se come. Amarga experiencia.
ResponderEliminarUn abrazo.