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jueves, 3 de noviembre de 2016

¿A QUE HUELE EL DOMINGO?




Los primeros rayos de sol apuntan por el horizonte de esta mañana de otoño.

Me he puesto la bata y he salido al balcón al escuchar el repiqueteo de las campanas de la iglesia llamando a misa a los más  madrugadores feligreses. La calle está desierta, se rompe un poco  el mutismo, por el paso de un que coche o por algún que otro transeúnte que deambula por la acera, tirando de la correa de su perro. Las persianas de los pisos adosados  están bajadas, completamente cerradas y eso que son ya las 8:30 de la mañana y no se percibe ningún movimiento. El colegio que hay enfrente esta despoblado, no se oye el guirigay de las madres en la puerta de entrada, ni se ven las mochilas por el suelo, ni los niños jugando a la pelota esperando que suene la campana para entrar a las clases. De la cercana cafetería Toledo, ( La de mi amiga M. Cruz) se expande un agradable y aromático olor a café recién hecho, y a masa frita que despiertan mis glándulas gustativas. Desde la cocina proviene un duce voz, que me hace volver a la realidad por unos instantes.

Cani, Cani , las tostadas se están enfriando.

 

 

 

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