María. J. Galeote.
Querido Pablo:
Con estas letras quisiera agradecerte todo lo que
has hecho por mí. Ya no soy una niña solo una joven abuela que te admira y
escucha tu música, en casa, en el coche, y en las noches de insomnio. Con tu
música has dado luz a mi existencia alegrando mis noches tristes y oscuras.
Nunca nadie me había hecho sentir tanta emoción, como lo has hecho tú, con tu
dulce voz.
Me acuerdo del primer concierto tuyo que asistí con
mis nietas, dos chicas guapas y buenas que te adoran, esa fue la primera vez
pero no la última, aprendí que los sueños se pueden cumplir. Gracias por
haberme regalado con tus canciones la alegría y las ganas de vivir. Quiero que sepas que en estos cuatro años en los que has actuado en tantos conciertos, en cada uno de ellos has dando parte de tu vida haciendo felices a millones de personas como que yo, pensaban que ya eran mayores para asistir a un concierto y gritar, gritar hasta quedar voz.
Y por último, quiero pedirte que no cambies, que sepas que te admiro por ser como eres: dulce, humilde y sencillo. No cambies nunca.
Una abuela.
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