No es lo mismo que
rumoreen, a que lo veas en
puro directo. Al ver la escena no me lo podía creer. Ella tan mística y
recatada. En ese mismo momento se me desgarró el corazón en mil pedazos. La luz
de la alborada ilumino la escena de dos seres opuestos atrayéndose: mi dulce
mujer, y aquel chulo grosero del vecino de
la casa de enfrente, de largas patilla y torso de gladiador, ese que posee un radio de persuasión
tal que una tras otra, las mujeres del
pueblo han ido cayendo rendidas ante él como si fuera un hoyo negro y
profundo del cual fuera imposible escapar. Al final yo tampoco pude resistirme
y caí…
Tuve
que asesinarle: ¡era tan atractivo el condenado!
Creado por Maruja. J. Galeote.
Pudo ser un sueño.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo más que un sueño una horrible pesadilla.
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