Voy a decirte qué
es lo que me ocurre esos días en los que tanto te echo de menos, tengo deseos de coger el teléfono, llamar, escuchar
al otro lado del hilo telefónico tu dulce voz y preguntar y saber qué fue lo
que pasó entre nosotras: cuál fue el motivo de nuestro distanciamiento, me pregunto cada día sin encontrar una
respuesta que pueda disipar mis dudas y temores.
Nuestra amistad
fue muy profunda para mí, pero tú ni lo sabías, ni siquiera entiendes hoy mis
palabras, porque yo solo fui para
tí un capricho de verano, una compañera
con la que ir a la playa y por las noches, de copas.
No ha sido la
distancia la que nos ha separado, sino el miedo a lo desconocido…
Qué triste es sentirse utilizada, Maruja. Lo describes de maravilla en este texto, sin tapujos. ¡Me ha gustado!
ResponderEliminarUn beso enorme.
Es precioso el sentimiento que has expuesto con tus palabras. Un abrazo.
ResponderEliminarUno no debe quedarse con las dudas. Debemos expresar lo que sentimos buscando las respuestas que necesitamos. Si éstas no son las que esperábamos, podremos quedar tranquilos sabiendo que hicimos lo que correspondía.
ResponderEliminarLos amigos que decepcionan es porque nunca han sido amigos y no merecen nuestra pena.
Un beso
Me ha gustado la historia Maruja, porque dejas abierto el final para que cada uno lo acabe como desee. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar