Era una mañana de sábado muy parecida a la de otro sábado cualquiera. El sol lucía esplendoroso a esa hora del mediodía. En una silla de la cocina, donde me encontraba sentada, podía ver la ropa blanca colgada del tendedero y deleitarme con su perfumado y agradable olor a limpio.
Todo estaba preparado: el pollo en salsa, las almejas al vapor y la ensalada. La mesa luce los platos y los cubiertos de los días festivos. Todo está listo, solo freír las patatas, antes de que ellos lleguen, así que puse la sartén en el fuego y accioné el extractor. Sentí la apremiante necesidad de ir al baño; al salir, me asomé a la habitación donde se encuentra el ordenador y me fijé en la pequeña pantalla. El profesor de Escritura Creativa me había mandado un mensaje que estaba esperando desde hacía unos días, era referente al libro que pensamos publicar.
Me encontraba absorta en la lectura cuando entró por la puerta un fuerte olor a madera quemada y un denso humo negro que me sobresaltó. Grité aterrada, no sabía lo que estaba pasando en la cocina.
— ¡Cani, Cani! Grité aterrada muerta de miedo. No sabía dónde se encontraba mi marido.
—¡¡¡Rápido, Rápido!!! Grité.
—Algo se está quemando, coge el extintor.
Mi marido, al otro lado de la cocina, intentaba poner en marcha el extintor para aplacar el fuego pero hacía años que no se había revisado, así que no funcionó. Las llamas se habían apoderado de mi cocina; desesperada, intenté apagarlo. Fui al baño, cogí una toalla de las más grandes y la lance con fuerza, intentando apagar aquellas terribles llamaradas. No lo conseguí, el fuego se reavivó con más virulencia. El denso humo no me dejaba respirar.
Me encontraba fuera de mí: lloraba, gritaba, estaba muy asustada. El fuego reventó el techo de escayola y los cables del extractor parecían los fuegos artificiales de una noche de Fin de Año.
Mi hija y mis dos nietas se encontraban al otro lado de la puerta de entrada muy asustadas, mis nietas lloraban y mi hija pulsaba el timbre con impaciencia, golpeando la puerta, pues no sabían qué nos estaba pasando. Solo veían salir el negro humo por las rendijas y el fuerte olor a quemado. No podía creer lo que esteba sucediendo; sentía que estaba viviendo una terrible pesadilla, de esas de las que quieres despertar para comprobar que no es cierto lo que te está pasando.
No sé, si fue la Divina Providencia o mis desesperadas plegarias las que hicieron que tropezara con el cubo de la fregona que se encontraba lleno de agua al lado de la puerta de la cocina. Lo cogí con todas mis fuerzas y lo alcé sobre aquellas malditas llamas que pretendían devorar mi casa.
UF: qué susto madre mía!
ResponderEliminarSabía algo por unos comentarios que vi en el facebook, pero no pensaba que era tan importante.
Me imagino el susto.
Un abrazo amiga.
Hola Maruja: que mal rato llevasteis menos mal que no os pasó nada, siempre hay que darle gracias a Dios, porque lo material se repone.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dios mío, Maruja!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMe ha entrado todo el miedo del mundo, he sufrido por ti y contigo, se me ha hecho un nudo en el estómago mientras te leía y he recordado una situación muy parecida...
Eres increíble relatando, de verdad!
Me encanta como logras coger el timón y llevarnos, adentrándonos en el tema que elijes para dejarnos siempre llenos de la situación.
No te has planteado escribir un libro??? Lo digo en serio. Desde el primer día que te conocí lo he pensado.
Me alegro mucho ver la nueva cocina, tan llena de luz y preciosaaaa.
Quería darte las gracias por tu cercanía y por dejar tu huella que tanto me gusta.
Un fuerte abrazo, querida Maruja.
Feliz fin de semana.
Vaya que lo pasaríais mal cielo. Me alegro que todo quedase en un susto y no os ocurriese nada. Los daños materiales como bien ha dicho Rosario se van reponiendo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Una vez que todo ha pasado se ve de distinta forma, e incluso te ha inspierado para un relato.
ResponderEliminarSaludos.
Me alegro de que solo quedara en eso, en una experiencia mas de la vida y que no os pasara nada a nadie de la familia,que es lo que realmente importa.
ResponderEliminarSácale la parte positiva y la parte buena, es que aunque sea un poco dramático, la verdad es que nos has deleitado leyendo un relato tan bien hecho, que por momentos dudaba si era real o se trataba de parte de una historia que nos estabas relatando inventada.
Yo te digo como te dice nuestra amiga Beatriz y te animo a que cojas papel y tinta, mucha tinta y mas papel, porque tu, tu tienes mucho que decir y yo estaré esperando ese libro, no me olvides, cuando lo tengas abisame, que seré la primera compradora de esa multitud de ejemplares que saldrán de tus manos
Te vuelvo a decir que menos mal no ha sido nada y que me alegro de haberte encontrado.
Besos desde
LAS COSITAS DEL RINCON DE DOLORES
Realmente, que susto.
ResponderEliminarSin querer un pequeño descuido o porque estamos entretenido haciendo otra cosa, se puede desatar una tragedia.
Mientras te leía sentía esa desesperación.
Me alegro que tu y los tuyos estén bien.
Un abrazo grande!
Desde luego que entiendo el tremendo susto, que al fuego hay que temerle.
ResponderEliminarMenos mal que pudo sofocarse y, ahora, la cocina luce hermosa de nuevo.
Una narración angustiosa que, por fortuna, acaba bien.
Un abrazo.
He leído ya algunas entradas de tu blog y he de decirte que es muy interesante, tiene algo que me atrae especialmente. Quizá sea la mano de la experiencia, pues yo tan sólo tengo 17 años y ha sido todo un halago que no pasaré por alto verte en mi blog. En serio, ha sido un placer. Y te invito a volver cuando quieras, siempre serás bienvenida (incluidos tus comentarios): http://imaginaydesea.blogspot.com
ResponderEliminarUn abrazo :)
!estupenda cocina te ha quedado, querida maruja!
ResponderEliminarJolín que susto Maruja, menos mal que no os paso nada amiga. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
Hola Maruja, siento mucho el incendio de tu linda cocina pero, y el pollo se pudo salvar?? jajaja.
ResponderEliminarBueno lo importante es que no pasara nada a los que estabais dentro de casa.
Como verás ya he encontrado tu otro blog.
Un besito
He accedido dede mi lista de bloger amiga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Maruja: paso para desearte una ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN! junto a tu familia.
ResponderEliminarDios os bendiga.
Un abrazo.
Hola Maruja, un gran susto amiga, gracias a dios que todo quedo en eso en un susto,
ResponderEliminarsaludos de Lola,
feliz comienzo de semana.
DIOSsssssssssss.....""" que verdadero susto MARUJA, que mal rato pasarias , ni me lo quiero imaginar. Pero menos mal que ya todo pasó, pero...conmovedor el relato . Ya seguro que gastas mas cuidado verdad...? bueno todo tiene solución menos la muerte. bs
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