Hacía mucho calor, los niños se hallaban muy nerviosos. Corrían de un lado para otro, tirando todo lo que encontraban a su paso y peleándose entre ellos. ¡No podía más! De un puñado los metí en el coche y me marché a la playa. Al llegar, casi no podía abrir la puerta del coche por el fuerte viento reinante. Pensé en volver a casa, pero, no, yo soy más terca que una mula. Bajé los bártulos y los planté sobre la incandescente arena, el sol caía a plomo sobre nuestros cuerpos casi desnudos. Me encontraba mal, el fuerte calor no me
dejaba respirar y un sudor pegajoso se adhería a todo mi cuerpo.
Grité, una y otra vez a los niños para que no se acercasen al agua, y jugaran en la orilla. Ondeaba la bandera amarilla y era muy peligroso.
Desde la posición en que me encontraba, divisé a un anciano: mugriento y mal vestido con un viejo sombrero de paja, arrastrando una enorme bolsa negra de plástico en la que introducía todo lo encontraba a su paso.
— ¡¡Se dirige a los niños!! Los llamé desesperada para que no se acercasen a él.
El anciano mugriento pasó junto a mí, inclinó la cabeza para recoger un objeto del suelo; en ese instante me dirigió una tierna y amable sonrisa. A la que yo le respondí con un gesto áspero y hostil.
Unos día más tarde escuché una interesante conversación, en la puerta del colegio a una de las madres.
—¡¡Si!! Es él, — Le dicen el Ángel de la playa.
—Lleva toda su vida limpiando las playas del entorno, de latas, cristales y otros objetos cortantes con los que se pueden herir los niños al jugar en la arena.
Aquel día recibí una gran lesión, de amor y humanidad que nunca olvidaré. Jamás juzgues a ninguna persona por su aspecto…
¡¡¡HAY!!!CUANTOS ANGELES NOS HARÍAN FALTA, EN PLAYAS, CIUDADES, TELEVISIONES Y EN TANTOS OTROS SITIOS.¿NO CREES?. UN ABRAZO
ResponderEliminarANTOÑITA.
QUE BUENO, SI QUE NOS HARÍAN FALTA MUSCHO ÁNGELES EN TODOS SITIOS, COMO BIÉN DICE LA AMIGA ANTONIA. UN ABRAZO.
ResponderEliminarMe ha encantado el relato, no deberíamos de juzgar por su aspecto a nadie.
ResponderEliminarMaruja me alegro de haberte conocido en persona.
Besos.
Desgraciadamente solemos juzgar por las apariencias. ¡Nosotras también deberíamos ser ángeles y no esperar que haya alguno!
ResponderEliminarBonigo relato Maruja.
Un abrazo
La verdad, sería ..... ¡¡Fenomenal!!
ResponderEliminarque existieran muchos angeles de esos por todas partes, seguro que nos iría mucho mejor.
Un abrazo: Maribel
QUE BONITO MARUJI, YO ESTOY SEGURA
ResponderEliminarQUE ANGELES COMO EL QUE TU NARRAS EN TU RELATO EXISTEN Y VIVEN A NUESTRO ALREDEDOR SOLO HACE FALTA QUE NUESTROS CORAZONES Y MENTES ESTEN ABIERTOS A RECONOCERLOS Y AMARLOS.
UN BESO DE TU AMIGA CONSUELO