Los
camareros desnudos corrían de un lado a otro bandeja en mano por entre los
clientes que se encontraban en la cafetería a esa hora de la mañana, la escena más
bien propia de una película porno que de una tranquila cafetería del centro de
la ciudad.
Sin
dar crédito a lo que estaba pasando, como por arte de magia los presentes se percataron de la apareció un león en la
puerta de entrada, rugía con furia enseñando a los presentes sus excitados
colmillos y afiladas garras, en señal de ataque. Las tazas, vasos y churros
volaron por los aires del recinto al verse sorprendidos por la inaudita escena
de terror. El feroz felino aterrado, huyó
“con el rabo entre las piernas”.