Seguidores

martes, 24 de diciembre de 2013

TE AÑORO, MADRE


En estos días donde el sol se esconde antes, la noche se alarga, la actividad decrece y la soledad aumenta, te añoro, madre. Al ver caer las hojas amarillentas de los árboles sobre el follaje, en este frío banco del parque, me embarga la nostalgia: ciento cómo la brisa, convertida en carcoma, se aferra a mi piel, me despeina el alma. Hoy he vuelto a vislumbrar tu faz que se enmaraña entre los entresijos de mi mente, como imagen reflejada en las aguas tranquilas del río. Hoy resuenan en mis oídos las palabras, las cosas que tenía que haber dicho y no te dije: La ternura que sentía al acariciar tu pelo plateado como una noche de luna, cómo mi corazón latía al besar tus manos trasparentes y arrugadas por el paso del tiempo, cómo me dolían los frunces profundos de tu rostro, por los  secretos que se ocultaban en cada uno de ellos: dolor, hambre, tristeza, miseria…momentos imborrables vividos cada día de tu vida.
Pienso que el tiempo todo lo cura, pero siempre deja una pequeña cicatriz imposible de eliminar. Siento en lo más profundo de mi alma, con infinita tristeza, el no haberte dicho lo mucho que te quería. ¡¡¡Madre!!!




domingo, 1 de diciembre de 2013

POR QUÉ, ESCRIBO

Ayer se me venía a la cabeza esa pregunta, una y otra vez ¿Por qué empecé a escribir? Creo recordar que fue porqué una amiga me comentó una tarde tomando un cafe que estaba asistiendo a un taller de escritura creativa en el Centro Juán Rodríguez Pintor, donde llevo asistiendo varios años a las clases que aquí se imparten.
Nada más entrar en Clase de Escritura Creativa, observé que el nivel de las demás alumnas era superior a los conocimientos que yo tenía de esa materia, así que pensé en marcharme, no sin gran pesar por mi parte, ya que la clase que se impartió ese día me había gustado mucho, como no me encontraba a la altura de las demás compañers, me acerqué al profesor y le dije: —Yo si no sirvo me voy—a lo que él me respondió:
—Aquí todos servimos—así que me quede en clase.
Y hoy en día a mis 70 años sigo asistiendo a clase y tengo un blog, en el que escribo todo lo que se me ocurre: recuerdos, vivencias,  anécdotas… Algunos relatos han sido premiados  y otros publicados. No sé hasta cuándo podré seguir escribiendo. Pienso que hasta que mi mente se mantenga lúcida y mis manos puedan sostener el lápiz.



jueves, 28 de noviembre de 2013

“EL RELATO DE UNA NIÑA”

2ª PARTE DEL RELATO.
Dentro del coche en el asiento trasero se encontraba otro hombre; era muy gordo y cubría su cabeza con un pasamontañas. Por los agujeros se asomaban unos pequeños ojos de mirada aterradora; al sentir cómo me miraba y temiendo lo peor, pensé que mi vida había llegado a su fin. Comencé a  gritar con todas mis fuerzas esperando y deseando que alguien pudiese oírme. El pánico se apoderó de mí, un sudor frío  recorrió mi cuerpo y sin apenas aliento comencé a llorar desesperada.
Estaba aterrada. De uno de los bolsillos sacó un rollo gris de cinta adhesiva del cual cortó un trozo dando un tirón con los dientes y me tapó la boca. Me costaba respirar, me estaba ahogando y tenía ganas de vomitar, intentaba quitármela pero no podía; el hombre al entrar en el coche me había atado las manos a la espalda.
“No sé por qué me hace esto, yo no le he hecho nada”.
El coche salió como un relámpago por las calles solitarias, húmedas y estrechas, hasta detenerse delante de una casa de aspecto diabólico rodeada de altos abetos y viejas tumbas cubiertas por una espesa capa de musgo.
El hombre grande me agarró del brazo tirando de mí con fuerza para que entrara en la casa; como me resistía a entrar, me arrastró por el blando suelo mientras me insultaba. Era  tal la fuerza de aquel ser malvado que no podía liberarme de sus feroces garras.
Los gritos de Marta al otro lado de la puerta me hicieron volver a la realidad.
Marina despierta, el desayuno está en la mesa. Date prisa que llegamos tarde al colegio.




sábado, 16 de noviembre de 2013

LA ABUELA MARÍA




El sol acariciaba con dulzura el angelical rostro de María, era una tarde de otoño excesivamente cálida para la fecha. El parque se encontraba en silencio, los anaranjados rayos del sol en el horizonte anunciaban el final de otro día, los pájaros revoloteaban alrededor de los árboles, buscando un lugar para cobijarse. La abuela miraba ensimismada a su nieta y pensaba: “Ella  no tendrán una vida como la que a mi me tocó vivir, podrán estudiar, casarse, tener hijos, ¡¡¡o, no!!! En una palabra ser soberanas de su propio destino.
Su vida había sido muy dura siempre trabajando. Nunca tuvo tiempo de nada ni siquiera de aprender a leer ni a escribir. Afanándose siempre por sobrevivir en aquel mundo de escase y mi seria: daba la vuelta a los cuellos de las camisas, remendaba los pantalones y cada mañana encendía el hornillo con la carbonilla que su marido cogía de entre las vías del tren, rebuscaba en los campos todo aquello que se pudiese cocina, hacía tartas con el pan duro y las manzanas picadas que cogía para poder darles a sus hijos de comer cuando venían hambrientos del colegio.
Ellas mantenían una  relación muy estrecha con su única nieta. Centadas en aquel banco del parque le contaba los interesantes relatos de su vida pasada, y entusiasmada la pequeña la escuchaba en silencio.




domingo, 10 de noviembre de 2013

UN ENCUENTRO INESPERADO

Sí era ella, Laura mi vecina del 5º, me sorprendí al verla hacia ya muchos años que no nos habíamos visto, justo desde que pasó lo de su marido conmigo. Seguía igual de pija y estirada… pero bastante 

más gorda y con  el pelo plateado No me lo podía creer, era ella esperaba su turno
 para facturar las dos maletas: una roja y otra azul. Esperé paciente a que terminara el papeleo para saludarla.
Al darse la vuelta para dirigirse a la sala de embarque la abordé.
—Hola Laura. Cómo estas, cuánto tiempo sin vernos, cómo me alegro de verte. Ella me miró asombrada con cara de espanto, tras sus enormes ojos saltones.
— ¿Es que no te acuerdas de mí?—le dije en tono sarcástico.
—Pues la verdad es que no… hace tantos años que nos marchamos los niños y yo a la Argentina, que de aquí, recuerdo muy poco.
Sí mujer, soy Julia tu vecina del 4º, la pelirroja, la que masticaba chicle todo el día y ponía la  radio a todo volumen. ¿No te acuerdas?  La que se fue de crucero con tu marido cuando te abandonó a ti y a los niños…



martes, 15 de octubre de 2013

UN DOLOR QUE SOLO ES AMOR

El parto. Al llegar a la clínica me sentaron en una silla de ruedas…y me pasaron a una habitación pequeña de paredes azuladas; en ella, dos camas cubiertas con colchas blancas de algodón. En pocos minutos me trasladaron a la sala de partos ya que las contracciones eran cada vez más continuas y dolorosas.
Ya en la sala de partos me preguntaron si quería ponerme en cuclillas, o en la cama. Pero solo el pensar en moverme ya era muy complicado para mí. Al final, con no poco esfuerzo conseguí subir a la cama; me dijeron que me agarrara a las rodillas si notaba ganas de empujar. Yo dudaba de mis propias fuerzas, estaba agotada. Ella, la enfermera se limitaba a enjugar mi frente sin dejar de darme ánimos con infinita ternura. El ginecólogo, un hombre bajito con enormes gafas de culo de vaso, me repetía una y otra vez en tono cariñoso: Empujar con el estómago. Algo que yo no  entendía muy bien, ya que en aquella época no existía la preparación al parto. Los dos intentaban relajarme y animarme. Me decían: “respira, respira, empuja  venga, en la siguiente contracción ya sale” Pero no salía. En algún momento dudé “y si no me dicen la verdad”. Realmente yo no sabía si lo estaba haciendo bien o no. Tenía a la enfermera y al ginecólogo al otro lado… intentando que yo coordinara las respiraciones: “Venga”. “Que ya está aquí, le vemos la cabeza” “empuja, que ya se le ven los pelillos” Pero aún vinieron más contracciones y más empujes y más dolores. Pero pujé, y pujé entre jadeos no muy bien controlados. Las fuerzas se me escapaban por la boca al no dejar de lamentarme. El último empujón me hizo gritar con todas mis fuerzas al desgarrar mis entrañas, fueron sólo unos segundos… cuando abrí los ojos mi niña estaba sobre mi pecho transmitiéndome su dulce calor. La miré. Y di gracias a Dios por aquel maravilloso regalo con el que me había premiado la vida.




domingo, 6 de octubre de 2013

LA CARTA


Madrid a 16 de Septiembre de 1964       
 Querida mía:
 No sé cómo voy a poder disculparme. Me entristece el pensar en el daño y el sufrimiento que he podido causarte por no haber contestado a tus cartas durante tanto tiempo, pero a veces las cosas no siempre son lo que parecen y por ello te pido que intentes perdonarme.
  Hace unas semanas al bajar del camión me mareé, cuando nos dirigíamos al campo de tiro para hacer las práctica,  un  baño de sudor frío empapó  mi cuerpo, mareado y dando tumbos llegué hasta la entrada del cuartel, donde sin aliento y desfallecido caí al suelo inerte. Mis compañeros en un ataque de  histerismo  llamaron a la ambulancia que no tardó en llegar; muy  asustados me  trasladaron al hospital donde aún me encuentro bastante preocupado; ya que los médicos no encuentran explicación al motivo de estos síntomas; sospecho que algo va mal, después del intenso tratamiento no encuentro ninguna mejoría e intuyo que puede tratarse de algo muy grave ya que no se deciden a comunicármelo.
  Querida María. Las noches son largas, oscuras y silenciosas, con un silencio sepulcral roto a veces  por algún quejido de  angustia y desespero de algunos de los que se encuentran en esta desnuda y fría  sala… presente en todo momento el pestilente olor a éter que inunda está enorme habitación. Intuyo que  mi vida se encuentra en grave peligro.   No sé si podré estar presente el día de nuestra boda.
¡¡¡Te amo!!!  Carlos                                             


sábado, 21 de septiembre de 2013

PRIMER DÍA DE CLASE.

Empezamos el curso de escritura creativa con un nuevo profesor que como todas nosotras/os, se encuentra muy ilusionado por poder impartir la asignatura más apreciada para él, literatura. Nos sentimos como niñas con zapatos nuevos. Sacamos lápiz y papel y lo ponemos sobre la mesa. Estamos impacientes por empezar  las nuevas tareas.

jueves, 12 de septiembre de 2013

VOY A DECIRTE


Voy a decirte qué es lo que me ocurre esos días en los que tanto te echo de menos, tengo  deseos de coger el teléfono, llamar, escuchar al otro lado del hilo telefónico tu dulce voz y preguntar y saber qué fue lo que pasó entre nosotras: cuál fue el motivo de nuestro distanciamiento,  me pregunto cada día sin encontrar una respuesta que pueda disipar mis dudas y temores.
Nuestra amistad fue muy profunda para mí, pero tú ni lo sabías, ni siquiera entiendes hoy mis palabras, porque yo solo fui  para tí  un capricho de verano, una compañera con la que ir a la playa y por las noches, de copas.

No ha sido la distancia la que nos ha separado, sino el miedo a lo desconocido…

lunes, 17 de junio de 2013

LA FOTOGRAFÍA

Por primera vez sentí  miedo al entrar en casa, el salón se encuentra en penumbras iluminado por la tenue luz que se filtraba a través de las rendijas de la ventana. Me incliné con suma dificultad para llegar al suelo y recoger una fotografía que se hallaba pisoteada y muy sucia en medio del salón ¿Quién la había dejado allí? Es una mujer joven y muy hermosa de ojos grandes y cabello largo y sedoso aunque sus rasgos no son muy inteligibles debido al deterioro de la cartulina. La sostengo entre las mano intentando recordar. Miro a mi alrededor: son los mismos muebles, los mismos cuadros colgados en las paredes, mi angustia crece al contemplarlos, los veo pero no los reconozco, los siento ajenos y distantes, incluso más sucios e indecorosos que nunca y me pregunto aterrada… ¿dónde estoy? Camino por el pasillo y llego  hasta el  dormitorio, estaba igual que siempre, pero no era el mismo, la mesita de noche con viejos libros apilados, las pequeñas gafas sobre ellos. Me senté en el borde de la cama, me puse las gafas y di la vuelta a la fotografía que aún sostenía en las manos y leí la dedicatoria.
“Para que nunca se te olvide”.
Un miedo aterrador me invadió. ¿Quién era la chica de la foto?, ¿Quién escribió esta dedicatoria? Los primeros síntomas habían comenzado…


sábado, 8 de junio de 2013

NO HAY OBSTÁCULO PARA EL AMOR

Me llamo Nacho y tengo 17 años. Hace unos tres meses conocí a un chico por internet, que vive al otro lado del mundo. Yo nunca creí que en el amor a través de las redes sociales, siempre me pareció una estupidez, pero me enamoré el mismo instante en que cozamos a chatear y a mandarnos mensajes. Nunca supe cómo pasó todo. Cada día hablábamos hasta altas horas de la madrugada. Él me contaba su vida, sus temores, deseos e ilusiones. Un día me dijo que se había enamorado locamente de mí. Me quedé atónito. Al principio no le creí aunque él insistía en que me amaba de verdad, que la distancia no era un inconveniente para nuestro amor. Yo no le di mucha importancia a todo aquello, pero los días iban pasando y sentía algo dentro de mí, sentía que algo había cambiado en mi interior, y me di cuenta de que yo también me había enamorado de él, no de su físico, ni de su carácter, simplemente me enamoré de él. Cuando estuve seguro de que mis sentimientos eran verdaderos se lo dije, que no había ningún impedimento por mi parte, que le amaba y que no podía vivir sin él. Actualmente llevamos tres meses amándonos sin ningún impedimento ni ataduras él allí y yo aquí, soy feliz, siento que está junto a mí a pesar de la distancia que nos separa. Lo cierto es que no sé si algún día voy a encontrar con él,  si podremos vernos y estar juntos, o quizás no eso ya depende de nuestro destino, pero lo que sí  sé, es que le amo y que le voy a amar siempre, por qué mi vida sin él no tiene sentido.
La distancia entre dos seres que se aman no es un obstáculo si entre ellos  habita el verdadero amor…



domingo, 2 de junio de 2013

UNA DURA DECISIÓN


Quedé embarazada cuando sólo tenía quince años, mi irresponsabilidad de aquella noche de loco desenfreno  marcó mi vida para siempre.
Aún recuerdo con toda claridad, como si el tiempo no hubiese pasado, el momento en que me llegaron los dolores del parto, me dejaron allí, en el hospital,  tumbada  en una   cama en una fría y sombría habitación sin más compañía que las cuatro paredes que envolvían la cama de tubo blanca.
Guardo en mi memoria la tristeza que me embargaba, no podía pensar en lo que pasaría ese día, terrible día. Sólo lloraba sin consuelo. Mantenía las manos alrededor del vientre aferrándome a él, para que no se despegara de mis entrañas; le  pedía una y otra vez a mi bebe que aún no, que  por favor aún no se alejara de mí, pues mi decisión había sido entregarlo en adopción. Y para que mi dolor no fuera más duro, no quise saber antes de que naciera, el sexo. Lo quería sin conocer su sexo, sin conocer su rostro ni su voz... pero le pedí a la monja y a la enfermera que se encontraban en la sala  que  tan pronto el bebe naciera... se lo llevaran.  Cada uno de los veinte años que me separan de ese día  me he despertado pensando que solo fue un sueño; veinte años y no sé si existe en las vidas de otra familia, si es feliz, si conoce el por qué... Ha sido la decisión más dura y terrible que he tenido que tomar en toda mi vida.


martes, 28 de mayo de 2013

LA RAÍZ DEL LAUREL

Erase una vez, junto a un arroyo de aguas cristalinas, un pequeño jardín. Los árboles que se hallaban en él eran altos y esbeltos, todos arropados por gran cantidad de hojas mecidas por la brisa. Unos gastaban sus energías en ser más altos y más grandes, otros se empeñaban en germinar muchas flores, pero quedaban débiles para echar fuertes raíces.

En cambio, el laurel se dijo: “Yo, mejor voy a invertir mi savia y mi voluntad en tener buenas y fuertes raíces” ¡Laurel, Laurel!… (Le gritaban) ¿Tú para qué quieres tantas raíces? Míranos a nosotros, todos nos alaban y nos piropean, tenemos pocas raíces y mucha belleza y elegancia. ¡Deja de pensar en lo demás!
Pero él deseaba amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes y hojas perfumadas.
Un buen día, se formó una gran tormenta, y los árboles más grandes fueron zarandeados y azotados sin piedad. Gritaron con todas sus fuerzas, pero por más que gritaron no consiguieron  evitar ser lapidados. En cambio el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas si perdió unas cuantas hojas, hojas verdes y olorosas.
Fue así como todos los árboles comprendieron que no es la belleza externa lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles de la vida, es lo que está oculto en la raíz,  que brota directamente de nuestro corazón… 

lunes, 20 de mayo de 2013

YA NO SOY…


Había tomado la de  decisión de que no estaba dispuesta a dedicarle más tiempo al teatro, por mucho que me gustara, aquello no era para mí. El teatro me hacía sufrir y, la verdad, no era buena actriz. 
Pensé en apuntarme a clases de baile: salsa, rock and roll, claqué…descarté la idea, no creo que podría hacerlo muy bien sentada  en la  silla de rueda. Como soy más terca que una mula me dije a mi misma, como el baile no es posible, me inscribo en el club de parapente, y así puedo practicarlo cada día de la semana.
Pensándolo bien, lo que más ilusión me hace es ver todos los día, el programa de “Juan y Medio” sentada en  el salón de la residencia junto a mis compañeras  y encontrar un buen hombre para acabar con mi soledad, y también con la sensación de frío que siento en la cama cada noche. Ya no soy una niña.

sábado, 18 de mayo de 2013

EL MUERTO

Sé, con toda certeza que yo no me suicidé. A decir verdad no entiendo muy bien la causa de mi fallecimiento. Algunos de los que han venido a mi funeral lloran sin consuelo.
¡¡¡Que frio!!! Me estoy modelando como una estatua de sal, no me puedo mover, la oscuridad me rodea, la lluvia entra por las ranuras de la caja y el fino  raso que me cubre el cuerpo no es de muy buena calidad pero hace su función.
La muy golfa de mi Carmela ha elegido el entierro más barato, habrá pensado: total para quien es
Creo que es ella esa que gimotea, mi mujer, la muy put… después de la cornamenta que me ha colgado con el chico del supermercado, se creía que no me percataba cuando  le compraba  las cajetillas de tabaco, y él le tocaba el trasero, detrás del mostrador, la muy guarra.
¿Es ella? Esa que llora a mocos tendido, sí, sí es mi “cuñá” la carnicera,  la muy falsa, que no me quiso vender la carne a plazos el mes que no cobré el paro.
No puedo morirme pensando en  mi hijo, ese es “harina de otro costal, ha dejado embarazada a la novia que tiene tan sólo quince años. Se ha pasado toda la etapa escolar falsificando las notas. Que joyita  está hecho el niño. Buena herencia le dejo  a la madre. Con treinta y cinco años aún sigue yendo al colegio de adultos. ¡¡¡El muy animal!!!Yo no me he suicidado ha sido el infarto.

domingo, 12 de mayo de 2013

EL TIEMPO PERDIDO


Ve en su reloj que son las cinco. Se sienta en un banco del parque que se encuentra alejado del griterío de los niños. Se pone de pie y se sienta de inmediato.  Comienza a dar vueltas a un sobre blanco con un sello en una esquina que se ha sacado del bolsillo trasero. No sabe qué hacer con él,  por más que lo mira y remira no se decide  a abrirlo.

Hoy no ha cogido el periódico para leerlo como hacía cada mañana, no llamó al perro vagabundo para acariciar su desnutrido y delgado lomo que receloso lo mira de lejos con infinito desconsuelo, ni fue al centro de mayores a jugar al dominó con sus fieles compañeros de batalla, como tenía por costumbre. Aquellos que lo apoyaron incondicionalmente cuando ella lo dejó para siempre. Ha pasado el tiempo sin ni siquiera darse cuenta. Mira el reloj y ya son las siete.





miércoles, 8 de mayo de 2013

X CERTAMEN DE POESÍA Y REDACCIÓN.



“PREMIO SALVADOR VARO”
1º PREMIO REDACCIÓN.
EL CUAL ME FUE ENTREGADO POR LASª ALCALDESA  LUISA MARÍA GARCÍA CHAMORRO
“YO SOY YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS”
Llegaba tarde. Entró corriendo al salón con su mejor traje, dispuesta a preparar la cartera con los documentos para la reunión que tenía esa tarde en el trabajo. Casi no se había percatado de la presencia de su pequeña, que ajena a cualquier intruso, bailaba en el centro del salón una de sus melodías favoritas. Se encontraba muy nerviosa, pensando que llegaría tarde a su cita de trabajo, pero una voz interior le dijo: Detente. Entonces paró. La miró atentamente y se dirigió hasta ella, cogió su pequeña mano entre las suyas y comenzaron a girar una y otra vez moviendo sus cuerpos con frenesí… En ese instante entró Paula, la mayor. Se enlazaron las tres de las manos y continuaron bailando y riendo al son de la melodía hasta el anochecer.
Al terminar, las mandó subir a su dormitorio. Al día siguiente tenían que levantarse muy temprano para ir al colegio. Subieron las escaleras canturreando, bailando y riendo; sus risas retumbaban en las acolchadas paredes del comedor.
Minutos más tarde subió despacio, recreándose en cada escalón. Iba a darles las buenas noches como tenía por costumbre. Al cerrar la puerta pudo oír a su pequeña decirle a su hermana en un susurro: “Paula, mamá es la mejor mamá del mundo. ¿Verdad?”
Su trabajo en el Parlamento Europeo era duro y cargado de una gran responsabilidad: ella se encargaba de actualizar la página web informativa que le había asignado el Parlamento. En ella tenía que redactar uno por uno todos los derechos que tienen los ciudadanos  pertenecientes a cualquier país que se encuentre en la Unión Europea. En la página tenía que transcribir papel por papel cada uno de los derechos, de manera que fuera legible tanto por jóvenes como por mayores. Por ejemplo: derecho a la libre circulación y residencia en la UE, el poder votar en las elecciones al Parlamento Europeo y en las elecciones municipales, protección de las autoridades diplomáticas y consulares de cualquier Estado miembro, presentación de peticiones ante el Parlamento Europeo y reclamaciones ante el Defensor del Pueblo Europeo…
Al levantar la cabeza vio que sus desafortunados  acordes habían corrido las cortinas de nubes y la luna colaba un fino y tenue rayo de luz… Dirigió la mirada con tristeza hacia los numerosos premios y títulos que colgaban de las paredes del despacho y pensó: “Nunca, ninguno de ellos podrá lograr superar este magnífico día…¡¡¡Qué cerca había estado de perderme este día junto a ellas!!!”
Al dejar el despacho caminó despacio entre las callejuelas desnudas, absorta en sus pensamientos…, recordando las palabras de su pequeña: “Mamá es la mejor mamá del mundo”. Esperaba que lo volvieran a decir  de nuevo, cuando tuvieran cuarenta o cincuenta años, y se inclinaran sobre la caja de pino para despedirse de la envoltura de su alma.  No podía  ponerlo en su currículum, pero sí les pidió que lo graben en el mármol de su tumba.                          
Creado por: Maruja Jiménez Galeote. El 7 de Mayo 2013.
                                                                         




  

viernes, 3 de mayo de 2013

CONCURSO DE RELATO BREVE "TÚ HISTORIA PARA UN MUSEO".



UN DÍA PARA RECORDAR

2º PREMIO "RECUERDOS...

EL CUAL ME FUE ENTREGADO POR EL DIRECTOR DEL ÁREA DE

NEGOCIO DE LA CAIXA





RECUERDOS…


       Recuerdo con toda nitidez cuando  trasladaron a mi padre por asuntos de trabajo desde Madrid al Puerto de Motril. Era el año 1971. Por aquel entonces yo tenía diez años y mi hermano ocho. El viaje hacia Motril, tanto a  mi hermano como a mí,  se nos hizo muy largo y pesado. Parte del trayecto lo pasamos vomitando y preguntado a mi madre:
— Mamá, mamá, ¿falta mucho para llegar? A lo que ella respondía con una sonrisa de esperanza consoladora.
A mi madre no le satisfacía la idea de tener que vivir el resto de su vida en una ciudad de provincias. Ella tuvo que dejar su trabajo como dependienta en una zapatería muy importante llamada “Zegarra”, pero asintió sin rechistar. Siempre lo hacía. Toda su vida  había vivido en Madrid donde se hallaba toda su familia, pero ante la decisión de mi padre poco podía hacer.
Al girar el coche en una de las miles de curvas que existían en aquellos años en la carretera  que conducía desde Granada a Motril, pude atisbar cómo brillaba  el  sol al salir tras las altas montañas, con sus dorados y anaranjados rayos.  A lo lejos se distinguía el mar, inmenso y azul, de un azul centelleante que se expandía  ante  mis ojos. ¡Nunca lo tuve tan cerca! No pude evitar sorprenderme ante tanta belleza. Yo,  que a mis diez años, sólo conocía gigantescos bloques de hormigón e infinidad de coches circulando por el asfalto.
A mi padre,  por el cargo que le tocó desempeñar en esta empresa portuaria,  le concedieron una pequeña casa cerca del puerto. Todas eran de color blanco azulado, de dos plantas,  alineadas unas con otras, con un agraciado jardincito en la entrada y en la parte trasera un pequeño huerto donde mi madre, al poco tiempo de  instalarnos plantó tomates, cebollas y otras hortalizas para nuestro propio consumo.
Mi dormitorio se encontraba en la parte alta;  mi madre así lo había decidido para que, al estar más aislada del resto de la casa,  pudiese concentrarme y estudiar con facilidad. Desde la ventana podía ver el puerto: ¡estaba tan cerca que casi podía tocarlo! En aquella época sólo atracaban pequeños veleros, barcas de pesca y algunos barcos de mercancías, muy grandes, que transportaban gabazo, trigo, madera… El gabazo, nada más descargado, era transportado a la fábrica de la “Celulosa” para elaborar la pasta de papel. La actividad en aquella época era constante: no dejaba de funcionar ni de noche ni de día.  Cuando atracaba uno de esos grandes barcos en el puerto, me gustaba observar cómo  los estibadores iban de un lado a otro en pleno verano, con el torso al descubierto. Los bares cercanos al puerto se llenaban de jóvenes trabajadores a la hora de la comida, y un olor a mar y a  sardinas asadas inundaba el ambiente. Desde mi ventana también podía distinguir en la lejanía un gran vergel verde de cañas de azúcar, aguacates, chirimoyas… Y en lo más alto del pueblo, el Santuario de la “Virgen de la Cabeza”: hermoso, muy hermoso, desafiante ante mis ojos de adolescente.
Era costumbre por aquel entonces en las noches calurosas del estío, salir con nuestras sillas a  las puertas de las casas y reunirse  los vecinos para tomar el fresco y contar bellas historias. Contaban las personas más longevas que la Virgen de la Cabeza la trajeron unos pescadores portugueses que fueron sorprendidos  por una gran tempestad en alta mar, y que al verse en peligro de muerte le prometieron a la Virgen que si los sacaba de aquella peligrosa  tormenta y les salvaba la  vida la dejarían para siempre en tierra firme. Cuando amainó  el temporal  echaron  el ancla y  atracaron el barco y la trasladaron en una pequeña barca hasta la orilla. Así fue como la dejaron en la playa de las “Azucenas”, cerca del puerto. También  contaban la tragedia del terremoto  que sucedió  en Motril el 13 de enero de 1804. ¡¡¡Era fantástico escuchar esas tristes y bellas historias!!! Para mí, pobre niña de ciudad!!!
Y a esa hora en que la tarde abrazaba la noche y los pescadores salían  con sus pequeñas barcas a faenar,  el mar se llenaba de pequeñas lucecitas que parpadeaban sin descanso como bailarinas de un mágico ballet, sobre las oscuras y serenas aguas. Y al amanecer, un manto blanco tapizaba la orilla de la playa: miles de  gaviotas graznando sin tregua anunciaban un nuevo día.
Pronto nos adaptamos a nuestra nueva vida. Los inviernos eran cálidos, mi hermano y yo,  en el  nuevo colegio:   Centro Privado de Enseñanza Ave María, que  era el que se encontraba más cerca de casa. En verano no íbamos todo el día a la playa donde  jugábamos con otros niños. Lo pasábamos de fábula.
Hoy, que han pasado los años, sentada en la orilla del mar, de este mar de Motril, puedo oír el ir y venir de las olas,  ver cómo las olas dejan sus huellas en la arena y cómo son  borradas por otras  más grandes en un  instante.  Puedo  sentir muy dentro de mi alma cuánto he llegado a valorar y amar a esta bella ciudad, a la que no abandonaría por nada.                                     
 2º premio de relato - 2013                        

domingo, 28 de abril de 2013

SALIR A CAMINAR




Si salgo por  la mañana, por la tarde a medio día o al anochecer, a  todas horas del día está allí en la calle, sentada en el banco de madera que está situado  frente a mí casa: es una mujer de edad indefinida que peina canas y lleva dentadura postiza. Siempre que entro o salgo del portal me observa sin pestañear en su mirada puedo adivinar sus sórdidos y oscuros pensamientos…
 “Es que es muy mayor para llevar la ropa tan corta, ajustada y con tanto escote. Es que parece una  “pilingui”. No se mira al espejo antes de salir a la calle. No se da cuenta de la edad que tiene la señora.  Seguro que aún tiene las camas sin hacer, los platos sin fregar y no ha planchado la ropa.¡¡¡Si es que se pasa el día en la calle con el bolso colgado…comprando trapitos y gastando dinero sin ningún control Con razón dicen que el marido la ha dejado por otra.”



viernes, 22 de marzo de 2013

SÓLO...AYUDAR





Hace unos años. El director del Centro de Mayores convocó a un grupo de personas de dicho centro para hacer un curso de informática avanzado y así prepararnos para poder impartir clases de iniciación a otras personas, que no sabían nada de dicha materia. Al poco tiempo de terminar el curso empezamos a dar las clases. Yo estaba muy asustada ante tanta responsabilidad, pero nada más empezar a impartir las clases todo fue sobre ruedas. Nos repartimos los grupos de dos en dos para que fuese más fácil para nosotros, lo que no sabía una, lo sabía la otra.

Ya han pasado unos años y aún seguimos ayudando a otras personas para que puedan conocer algo más de las nuevas tecnologías. Hoy todo el grupo nos sentimos felices y afortunados por haber podido seguir haciendo este magnífico trabajo, al ayudar  y haber podido ayudar a otras personas a conocer el manejo del ordenador, y el mundo que se encuentra escondido en su interior.

Ese sigue siendo nuestro cometido, nuestro mayor empeño, enseñar a las gentes que busca llegar a superar su ignorancia ante lo desconocido.

lunes, 18 de marzo de 2013

YO…EL TREN



La primera vez que salí de la factoría para realizar mi primer viaje me causó una gran conmoción. Nunca podré olvidar aquella mañana gris del mes de Enero. Parada en el andén observé cómo el viento helado movía los papeles del suelo del andén, y podía oír el cimbrear de la techumbre de uralita que cubría el caduco tejado. Sentí un leve movimiento al  engancharme los dos vagones de mercancías y los tres de pasajeros.
Arranqué lentamente para proseguir cada vez más rápido, veloz como una fuerte ráfaga de viento, me sentí rodar sobre las vías que se abrían ante mí, esperando mi ataque. Comencé  a expulsar grandes bocanadas de humo negro, y, con gran fuerza,  las dirigí hacia los árboles cercanos que se alinean a un lado y otro de la vía.
Entre jadeos insistentes dejaba oír mi silbato anunciando mi próxima llegada a la estación. Mis frenos chirriaron, y saltaron miles de chispas resplandecientes de entre las ruedas haciendo un ruido infernal: me paré en seco. Para que los pasajeros bajasen.
Ese es mi cometido, trasladar a las gentes que buscan llegar a su destino.



jueves, 14 de marzo de 2013

UN DÍA...


Hoy es un día cualquiera. Hoy mientras me asomo tras los cristales de la ventana miro el paisaje, distingo el verdor de los árboles, sus desnudas ramas, como el viento las mece con suave vaivén delante de mis ojos. Brotan en mi interior mil ideas, mil imágenes que  intentan evocar momentos no muy lejanos del pasado. Un día cualquiera para todos, pero muy especial para los amantes como yo. El día de hoy. No, no es un día cualquiera.


viernes, 1 de marzo de 2013

LAS VIVIENDAS DEL FUTURO



     Las viviendas de los próximos años podrán disponer de innumerables aparatos eléctricos, como robot multiusos que conseguirán hacer la vida más cómoda a las personas que habitaran en ellas. También, nos enfrentaremos a nuevas circunstancias como la posibilidad de vivir en el espacio en un platillo volante que girará alrededor de la tierra. Por medio del aprovechamiento de los avances tecnológicos, nuestras casas serán más ecológicas (se construirán en su mayoría con nuevos materiales aún por conocer y entre ellos  no faltará el vidrio y el acero. Muchas de ellas serán giratorias para poder aprovechar el color del sol. Estos avances provocaran la escasez de energía.  Podremos controlarlas desde cualquier lugar aunque nos encontremos a miles de kilómetros de ellas. Estos avances, posiblemente provocaran la escasez de energía en el mundo, lo cual acarrearán grandes problemas a los humanos. Muchas de estas innovaciones ya están disponibles en nuestros días. Se están estudiando para aplicarlas en un futuro no muy lejano.                                                                 

sábado, 23 de febrero de 2013

EL VIENTO


Él es consciente de que su aspecto es invisible, sabe que nadie lo puede  aprehender ni manipular, pero sí sentir; además, sabe de su poderosa fuerza y en otras ocasiones, de su delicada  suavidad. Puede lograr si se lo propone, balancear las doradas y frágiles espigas del trigal y mover las hojas de los árboles con infinita delicadeza y  suavidad.  Puede  provocar gigantescas olas en el mar y hundir grandes barcos que se creen indestructibles, derribar gigantescos edificios. Nada puede interponerse ante él…
Sabe muy bien  su gran poder para hacer el mal si está enfurecido, puede originar grandes tempestades  y causar grandes catástrofes  para los humanos.
¿Dónde está el espíritu del céfiro que  hace girar la veleta e indicar su camino?

jueves, 31 de enero de 2013

CAOS EN LA CAFETERÍA


Los camareros desnudos corrían de un lado a otro bandeja en mano por entre los clientes que se encontraban en la cafetería a esa hora de la mañana, la escena más bien propia de una película porno que de una tranquila cafetería del centro de la ciudad.
Sin dar crédito a lo que estaba pasando, como por arte de magia los presentes se percataron  de la apareció un león en la puerta de entrada, rugía con furia enseñando a los presentes sus excitados colmillos y afiladas garras, en señal de ataque. Las tazas, vasos y churros volaron por los aires del recinto al verse sorprendidos por la inaudita escena de terror.  El feroz felino aterrado, huyó “con el rabo entre las piernas”.
  



domingo, 20 de enero de 2013

LA HORMIGA EXPLORADORA



Con las antenas alerta me desvió del grupo para atrapar con la mandíbula una cáscara de pipa que está a escasos centímetros de donde me encuentro.
Sorteando los obstáculos que se abren en mi recorrido, logro evitar sin no poco esfuerzo, que un enorme zapato marrón aplastare mi minúsculo cuerpo. Conseguido el objetivo de dejar la carga en el agujero, salgo a investigar la cocina y a ver si puedo encontrar algo para comer.
El mármol de la encimera está  cubierto por una capa de pequeñas partículas de pan, chorizo y otros nutrientesAlguien ha dejado el tarro de la miel destapado, ¡¡¡Aleluya!!! Ha llegado la  hora de saciar el hambre que me ha acompañado durante todo el día.
Escalo con suma dificultad el pegajoso vidrio  hasta  llegar al borde, inclino la cabeza, estiro las antenas con deleite. Por el peso de la cabeza caigo al vacío quedando atrapada dentro del viscoso manjar. Una señora ha entrado vociferando, por el estado en que se encuentra la cocina, de un manotazo tapa el tarro.
 ¡¡¡ No puedo salir!!! Grito desesperada, sin qué nadie me oiga.
Afortunadamente, Paula, se despertó, sólo era una pesadilla